Wednesday, January 27, 2010

Te cambio

Hay una estrofa a la cual subscribo que dice “You make the weather, you make the change”.
Suena bien, es optimista es pum para arriba y dale que vos podes. Cualquier cosa que tenga estos ingredientes, invariablemente nos cae bien.

Me preguntaba ayer que onda con nuestros cambios. Digo, todos cambiamos. Cosas para mejor, y (en lo posible) algunas pocas para peor. Es así.
Cambiamos porque pasan cosas. Nos pasan. La vida nos pega con un par de tapas duras en la frente y no tenes demasiada opción. Ya sabemos como terminaron quienes lo negaron.

Ahora, solo cambiamos por situaciones? No. Obviamente no.
Me paso de estar en un lugar, que hace tiempo que no estaba. También de estar con gente, que hace un tiempo importante, que no veía. Al verme, inmediatamente veían a otro Martin.
Esperaban ese otro Martin, y hacían todo lo posible para que aparezca. Lo supe al toque.
Posiblemente apareció después. No estoy seguro, realmente.
El lugar me condiciono también.

Uno al volver a un lugar, se encuentra o se pierde definitivamente. De esto, tampoco estoy muy seguro. Pero uno tiene una referencia insobornable, la memoria.

La memoria se dispara, ante lugares y personas (principalmente). No lo podes manejar. Te pega un flash de recuerdos. Como si hubieras vivido, todo ese tiempo bajo otra personalidad.
No creo que este mal del todo. Uno se adapta al lugar y a las personas, pero manteniendo la esencia. Eso es la que no debe cambiar. Nunca.

Entonces, si bien uno hace el cambio, aflojemos un poco. No podemos manejar todos los cambios.
Algunos cambios pasan, porque tienen que pasar. Suena simple, pero lo es.

Cuando volví, me paso lo contrario. Los que me veían, veían al otro Martin.
Que lo pario. Me pregunte, cuantos Martines hay. Seguramente hay tantos como lugares y personas conozca. Asusta un cacho. Asusta la respuesta de que Martin conoces?. Porque posiblemente no sea alguno que yo conozca, y no deja de ser algo para pensar seriamente.

Tuesday, January 19, 2010

Chau Carlos

Me despertó unas espantosa noticia. Murió un ex Jefe. En realidad nunca fue jefe directo (el laburaba en otra área), y esto fue unos cuantos años atrás.
Fue el primer tipo que se la jugó por mi en el laburo. Mi Jefe de ese entonces era un kilombero
impresentable, solo se preocupaba por taparme, por no mostrarme, por esconderme, mucho miedo a que yo sea mejor y se note.

Nunca supe bien porque Carlos me hizo el aguante. Se podría haber borrado (de echo se metió en un bolombo), me podía haber ignorado, pero no. El tipo chapeo, y se la jugó. Nunca fue mi amigo ni nada. Es mas, pocas veces laburamos juntos.

Carlos era un tipo intuitivo. Un político nato. Un animal de la diplomacia. He laburado con miles de personas, de todos los países, idiomas, culturas, títulos, rangos. Jamás conocí a un tipo tan brillante para moverse como el. Siempre entraba a las reuniones con la soga al cuello. Era boleta. Tenía todo en contra. Indefendible, sin escapatoria. El tipo dibujaba y con una dialéctica increíble, salía de la escena, quedaba despegado y salía como héroe. Un mostro. Una cintura y una capacidad para meter mensajes increíble. También era un tipo con códigos. Muchos. Un tipo brillante, con un perfil muy bajo. Pero, un líder indiscutible.

Hoy a la distancia, cuando muchas cosas han pasado en mi vida, te tengo presente Charly.
Soy un tipo agradecido. Creo que es la virtud que mas me gusta contar. Siempre te estaré agradecido.
Fuiste la primer persona con chapa, que confió en mi. Muchas veces te dije, que siempre
estaré en deuda, a lo que solo decías “Martin, yo no puedo hacer nada por detener tu brillante futuro”. No se si brillante, pero esa palmada en la espalda significo mucho. Laboralmente mi vida cambió, en ese momento. Tomé la oportunidad y no la desaproveche.
Me acuerdo que después de, me agarraste y me pasaste toda el feedback de la alta dirección sobre mi participación en esa oportunidad (como un gran secreto).
Simplemente me dijiste “Martin, la rompiste, impresionaste a todos. No aflojes. Se te van a venir tiempos jodidos y de mucha envidia, no aflojes acabas de abrir el portón”.

Un mostro. Muchas veces me pregunté porque se la jugó por mi. Tenía un puesto demasiado alto como para hacer lo que hizo. Me presentó, me bancó, y me paso el feedback. No se cual será la respuesta. No se que vió en mi. No se porque. Seguramente en el medio de sus manejos políticos vería el beneficio de apoyarme, o simplemente porque le salió.
No lo se. Y hoy acabo de confirmar, que nunca lo sabré.

Para un maestro. Para un tipo que siempre admire. Para un líder natural. Para un tipo con códigos. Para un tipo divertido. Para un gran tipo. Gracias, por haber confiado en mí. Gracias, por haber echo algo que nunca habías echo. Creo que nunca supiste exactamente, cuanto me significó tu palmada. Ahora, talvez tarde, lo sabes.

Un abrazo, Martin.

pd. Como es bastante personal, viene sin comments. Gracias por entender.

Friday, January 8, 2010

Estúpida fatalidad

Marce, no encontraba la llave. Revolvió en su bolsillo del saco, el de adentro, ese que guardaba las cosas que no quería perder. Que bueno seria, poder tener un bolsillo parecido en el corazón, para poder guardar esas cosas inmateriales (aparentemente), que no queremos perder. O será que lo tenemos?.

No estaban. Busco en el bolso, y tampoco estaban. Se manoteo, cual monito de seguridad de aeropuerto yanqui y …..nada.
Se dio por vencido. No se porque, pensaba que últimamente se daba por vencido muy fácilmente, a veces demasiado.
Pensó sus últimos momentos con las llaves. Recordó el instante, el preciso instante en que las guardo. Recordó haberlas guardado. No tenía una imagen precisa, pero recordaba el frío metálico de las keys.
“Estoy seguro”, se quiso convencer de algo que ya hacia 3 minutos había dejado de tener sentido.
Recordó que venia de la casa de ella, recordó que se puso el saco a las apuradas.
Los duendes de las travesuras aparecen siempre, cuando hacemos cosas apurados. Por apurarnos nos olvidamos, nos perdemos, nos traicionamos, nos la creemos, nos lastimamos o sencillamente nos apuramos.

Pensó en llamarla y preguntarle. No iba a ser elegante, talvez temerario agarrar el fono para semejante estupidez. Una pregunta estúpida, para resolver una situación que empezaba a ser fundamental.
Una pregunta estúpida, siempre va a tener una respuesta estúpida. Es ley.
Ahí empezó una serie poco feliz de self análisis. Si me dice que si, quedo como un otario. Si me dice que no, quedo como un otario, un descuidado, y posiblemente como un desubicado.
Era un camino cerrado. Lo más noble era quedarse sin esa pregunta estúpida, y resolver esta situación estúpida de otra manera.

Era tarde, ya eran las 3 de la madrugada. El tiempo se piantaba, y el estaba en una estúpida lucha interna de que hacer. Algunos creían que Marce era un indeciso, otros lo afirmaban.
Seguía parado en la puerta de su casa. Seguía en esa lucha despareja, entre preguntar o bancarsela.

De la noche aparecieron dos sombras, que lo apretaron, lo golpearon, lo arrinconaron contra la puerta de entrada y lo obligaron:
-Abrí la puerta y entramos o sos boleta.
-No las tengo, las perdí. Dijo Marce como pudo, al menos así pareció.
-No te hagas el vivo, abrí porque morís, Le dijeron ya no como advertencia.
-Les juro, miren acá siempre las tengo pero …..
BANG, BANG, BANG .Hojas muertas que caen, dijo Charly un viernes a la misma hora.
Las dos sombras, desaparecieron como vinieron. De la noche.
El quedo tirado, ya sin más dudas y con una enorme y fría certeza. Su última, y talvez única certeza.

Esta fue la lucha de un tipo, con sus principios, dudas, inseguridades, fortalezas, debilidades ante una tontería.
No te pasa que a veces te quedas empantanado, antes cosas tan triviales? como estar haciendo la gran Marce?
No te pasa que a veces das vuelta como un trompo, para no hacer esa pregunta estúpida?
No se tu respuesta, pero intuyo la mía.

Como diría un viejo amigo, no conozco todos los detalles del universo. Lo que si creo, es que las grandes fatalidades, muchas veces ocurren por grandes tonterías. Y ahí voy yo, haciendo grandes tonterías.
 
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