Hay una estrofa a la cual subscribo que dice “You make the weather, you make the change”.
Suena bien, es optimista es pum para arriba y dale que vos podes. Cualquier cosa que tenga estos ingredientes, invariablemente nos cae bien.
Me preguntaba ayer que onda con nuestros cambios. Digo, todos cambiamos. Cosas para mejor, y (en lo posible) algunas pocas para peor. Es así.
Cambiamos porque pasan cosas. Nos pasan. La vida nos pega con un par de tapas duras en la frente y no tenes demasiada opción. Ya sabemos como terminaron quienes lo negaron.
Ahora, solo cambiamos por situaciones? No. Obviamente no.
Me paso de estar en un lugar, que hace tiempo que no estaba. También de estar con gente, que hace un tiempo importante, que no veía. Al verme, inmediatamente veían a otro Martin.
Esperaban ese otro Martin, y hacían todo lo posible para que aparezca. Lo supe al toque.
Posiblemente apareció después. No estoy seguro, realmente.
El lugar me condiciono también.
Uno al volver a un lugar, se encuentra o se pierde definitivamente. De esto, tampoco estoy muy seguro. Pero uno tiene una referencia insobornable, la memoria.
La memoria se dispara, ante lugares y personas (principalmente). No lo podes manejar. Te pega un flash de recuerdos. Como si hubieras vivido, todo ese tiempo bajo otra personalidad.
No creo que este mal del todo. Uno se adapta al lugar y a las personas, pero manteniendo la esencia. Eso es la que no debe cambiar. Nunca.
Entonces, si bien uno hace el cambio, aflojemos un poco. No podemos manejar todos los cambios.
Algunos cambios pasan, porque tienen que pasar. Suena simple, pero lo es.
Cuando volví, me paso lo contrario. Los que me veían, veían al otro Martin.
Que lo pario. Me pregunte, cuantos Martines hay. Seguramente hay tantos como lugares y personas conozca. Asusta un cacho. Asusta la respuesta de que Martin conoces?. Porque posiblemente no sea alguno que yo conozca, y no deja de ser algo para pensar seriamente.
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6 years ago